Al Vuelo/ GN
Por Pegaso
A mí me causa prurito, me da escozor, siento ñáñaras cuando el Pejidente dice que no necesita de guaruras o del Estado Mayor Presidencia para protegerlo, porque a él lo protege el pueblo.
A estas alturas, decir «el pueblo» es equivalente a decir «delincuencia organizada», porque todos de alguna manera tenemos algún pariente, conocido o amigo metido en negocios sucios; hay pequeños comerciantes que pagan piso a los delincuentes y eso es también ser cómplices.
Tenemos a las mamás de los criminales que son felices porque sus hijos les llevan serenata el Día de la Madre y cada semana les dan su despensa.
Cuando el vástago llega a caer en manos de la justicia, van llorando a decir que su hijo es bueno y que no merece estar en la cárcel. Y cuando lo matan, llora como magdalena porque ya no tendrá su despensita semanal.
En cierta ocasión, después de mi vuelo matutino, fui a tomar unas fotos del río Bravo, allá, en un recodo ubicado por el ejido Las Calabazas, donde se ve un buen tramo del afluente.
Se esperaba una crecida del río, así que tomé mi cámara y empecé a disparar. De pronto, se oye a mis espaldas una vocecilla de un niño como de ocho años que gritaba: «¡Están tomándole fotos al río!»
Era un pillastre que estaba en un columpio meciéndose, y al darse cuenta de que yo tomaba fotos, daba aviso a los presuntos punteros de ese lugar. Es decir, ¡formaba parte de la red de vigilancia de la delincuencia organizada!
Me hace mucho ruido que en los 18 años que duró la campaña de AMLO, ni un incidente tuvo con los criminales, a pesar de que dominan cada centímetro cuadrado del territorio nacional. Alguna ponchadura de llanta ocasional, pero nada más.
En los ocho meses que lleva en la Presidencia de la República, los indicadores de violencia se han disparado en México, y no hay señales de que puedan disminuir.
Por el contrario, apenas ayer estaba leyendo una nota periodística donde tres elementos de la naciente Guardia Nacional fueron detenidos en el Estado de México por formar parte de una banda de secuestradores.
Entonces, ¿qué nos espera a los mexicanos?
Durante el sexenio de Carlos Salinas de Gortari se pretendió realizar una acción similar, preparando en el extranjero y en las mejores instalaciones militares del país a un grupo de élite conocido como los GAFES (Grupo Aerotransportado de Fuerzas Especiales). Con el paso del tiempo, se fueron al lado obscuro y se convirtieron en la guardia personal de García Ábrego, y posteriormente formaron el cártel de los Zs.
Espero no tener razón.
Por lo pronto, nos quedamos con el refrán estilo Pegaso: «Que tu siniestra extremidad superior ingore las acciones que realiza tu diestra extremidad superior». (Que tu mano izquierda no sepa lo que hace tu mano derecha).