AL VUELO/ Pregonerías
Por Pegaso
Diariamente escuchamos en las calles un sinfín de sonidos. Pasan por el frente de nuestras casas ofreciendo algún producto indispensable para el hogar o suculentas golosinas que hacen las delicias del más exigente paladar. Son los pregoneros de Reynosa…
1.- ¡Panaderos del pan, panaderos del paaaaaan!: La cancioncilla, que ha sido grabada para reproducirse mediante una sistema de sonido instalado en un destartalado vehículo, forma parte de la película «¡Ay, amor, cómo me has puesto», filmada en 1951, con Germán Valdés «Tin Tan» y Rebeca De Iturbide, dirección de Gilberto Martínez Solares y música de Luis Hernández Bretón. Un peladito de barrio, se enamora de una chica de la alta sociedad que sufre de aburrimiento y él decide entretenerla. El tema es reproducido por los vendedores callejeros de pan en casi todo el país y forma casi, casi, un himno para los que se dedican a esa loable y sabrosa actividad.
2.- ¡Bizqueteeeees!¡Llegaron los bizqueteeeessss!: Por el mismo estilo de los panaderos, el bizquetero se coloca en un punto estratégico, puede ser afuera de algún centro de trabajo o en concurrida calle. Ofrece a sus clientes los deliciosos bollos que tienen un gustillo medio dulce y salado, ideales para hacer sandwiches con jamón o para sopearlos con un rico chocolate caliente durante las tardes de invierno.
3.- ¡El gaaaaaaassss!: No falta el vendedor de gas. Las pipas de las compañías expendedoras salen a las calles para recorrer diariamente cientos de kilómetros, ofreciendo el indispensable producto, que casi siempre se nos agota cuando más lo necesitamos. En los últimos meses, igual que ocurre con la gasolina, ha bajado de precio, sin embargo, los ricos tacos de trompo, las gringas y las sincronizadas siguen costando lo mismo, entonces, ¡que alguien me expliqueeeee!
4.- ¡Hay paletas percheronaaaaassss!: Este frío manjar llega hasta nuestras puertas por cortesía de los pregoneros ambulantes. Son elaboradas a base de agua o leche y sirven para refrescarnos durante los calurosos días de verano. Los aztecas, antes de la llegada de los españoles, acostumbraban hacer largas jornadas a pie desde Tecnochtitlan hasta el volcán Popocatépetl para traer grandes trozos de hielo que envolvían en zacate para evitar que se derritiera en el trayecto de regreso. Luego lo raspaban y adicionaban con diversos sabores. En Europa idearon la manera más fácil de consumir el helado. Simplemente enfriaban el agua saborizada en unos moldes y le colocaban un palito de madera. Así surgieron las modernas paletas, hasta llegar a las percheronas que nos venden en las calles.
5.- ¡Señora, venga o mande por las ricas tortillas!: Generalmente las mamás mandan a los chamacos por las tortillas cuando el pregonero va pasando. Cuestan entre quince y dieciséis pesos por kilo. Al pasar por nuestras casas nos ahorran el esfuerzo de ir hasta la tortillería y ver la jeta de pocos amigos que generalmente tienen los dependientes. Ya en la mesa se consumen con unos ricos frijolitos refritos, su arrocito, un delicioso mole con pollo, carnita guisada o calabacitas con chile y tomate. No cabe duda que es el invento más genial de los mexicanos.
6.- ¡Agua purificada Cádiz, cerca de tí, cerca de tí!: La tonadita ya nos tiene hasta la madre, pero cada que la escuchamos sabemos que se acerca el camión con el agua purificada que requerimos para cocer los alimentos o acompañar nuestras comidas. El agua, cuya fórmula química es H2O, es decir, que su molécula está formada por dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno en enlace iónico, es indispensable para la vida. En el planeta cerca del 75% es agua, casi la misma proporción que en nuestro cuerpo. Si no tomamos agua, moriríamos en pocos días por deshidratación. El agua no se puede tomar pura. Para que funcione en el organismo es necesario que cuente además con una serie de compuestos químicos, como sales minerales y pequeñas cantidades de iones disueltos.