AL VUELO/ Hondureña
Por Pegaso
Desde mi búnker, acá, en la estratósfera, miro con interés los preparativos que hacen los policías gringos para contener la marea de migrantes centroamericanos, por si algunos de ellos se dignan a llegar por acá.
Pero hasta donde se sabe, el 80% de las hordas que inundaron nuestro país en busca del sueño americano, según unos o impulsados por móviles políticos, según otros, se fueron con rumbo a Tijuana y el resto andan desbalagados por Ciudad Juárez, El Paso, Acuña y Nuevo Laredo.
Aquí sólo llegó uno, pero se asustó y se regresó a su tierra, ora por la inseguridad, ora por el mal clima o por que aquí sólo le ofrecían frijoles en bola con tortillas en los albergues de la madre Nidelvia y del pastor Héctor Silva.
Eso me trajo a la mente aquel video que se difundió en las televisoras y que rápidamente se hizo viral, de una mujer hondureña llamada Miriam Celaya, quien le hizo el feo a unos frijolitos refritos con tortillas que caritativamente les ofrecieron a su paso por el Estado de México.
De inmediato, surgió la chispa y la picardía mexicana en forma de memes.
Se ve en uno de ellos una bolsa de frijoles bayos de plástico con sabor a caviar marca Hondureñita, «inspirados en el exigente paladar de los hondureños».
También hubo un compositor vernáculo que hasta les hizo una canción parodiando el éxito de «La Niña Fresa», aunque en este caso es «La Niña Hondureña».
Y otro más donde se ve una numerosa caravana pero de mexicanos, rumbo a Honduras, porque allá no comen frijoles, sino pura carnita asada.
¿Qué fue lo que falló al reecibir a nuestros hermanos de Honduras y El Salvador?
Pienso que tuvo mucho que ver la presentación del platillo. Si tan sólo alguno de los conductores de Master Chef México, como Benito Molina, Betty Vázquez o el loco Adrián Herrera les hubieran echado el ojo, otro gallo les hubiera cantado.
Tal vez, en lugar de aventarles un porrón de frijoles refritos con dos tortillas en un plato cuadrado de unicel, los hubieran servido en vajilla francesa de porcelana Limoges, adornados con una ramita de perejil y totopos adobados con trufas del Mont Blanc, nada hubiera pasado.
Pero, ¿qué tienen de malo los frijoles?¿Qué pero le ponen a este alimento que es considerado como el caviar mexicano?
Para empezar, el arbusto conocido como Phaseolus sp, perteneciente a la familia de las leguminosas, se da en distintas variedades. Se conocen alrededor de 150 especies en todo el mundo, con gran variedad de tamaños, colores y sabores.
Las principales variedades que se cultivan en México son el frijol común, el frijol comba, el ayucote, el tépari y el gordo.
En zonas como Veracruz se consume mucho el frijol negro, y de Perú se importa una especie de frijol de gran calidad.
Habría que invitar a doña Miriam Celaya para que ponga a prueba su refinado paladar, degustando por ejemplo unos frijolitos charros, frijolitos en bola con arrocito y tortillas recién hechas al comál, frijolitos bien refritos con mole poblano y pollo, frijolitos negros con hepazote, cocidos en olla de barro a las brazas… manjar de dioses para todo mexicano que se respete y joya del arte culinario de nuestro país.
Ahora que si prefiere la cocina fusión, ¿qué tal unas aluvias al oporto, con chorizo español? ¿O una crema de frijol bayo acompañando unas deliciosas crépes estilo Champs Elisées; o frijol negro con arroz blanco enrollados en alga nori, como lo hacen en Japón?
Algo así tal vez serviría para satisfacer las más exigentes papilas gustativas de nuestros hermanos hondureños. Y entonces les podríamos decir, cuando les entreguemos aquellas suculentas viandas: ¡Bon apetit!
(De todos modos, creo que ya la rechoncha hondureña nos pidió perdón a los mexicanos por compararnos con los chanchos).
Aquí viene el refrán estilo Pegaso: «Menesteroso y con sección de madera gruesa y sólida). (Limosnero y con garrote).